Si no quieres piedad,
no se por qué te arrodillas.
Si no quieres
piedad,
no sé que haces en el suelo así humillándote.
La luz se apagará cuando lo mande yo,
y tú te mercharás sin poder decidir.
Seré
yo quien al fin mandará sobre tí.
No te podrás quejar ya que no tienes voz.
Tú siempre estás igual, siempre
el mismo sabor,
te vuelves a esconder, solo pides perdón,
y ahora para mí ya no eres nadie.
Si no quieres piedad,
no se por qué te arrodillas.
Si no quieres
piedad,
no sé que haces en el suelo así humillándote.
No puedo comprender por qué sigues aquí.
¿Qué pasa, es que no tienes
nada que decir?
Camina hacia tu más pura incredulidad.
Si no quieres piedad,
no se por qué te arrodillas.
Si no quieres
piedad,
no sé que haces en el suelo así humillándote.
(Letra y música: Shuarma)